lunes, 13 de abril de 2009

Dar es DAR

Tristeza, decepción, dolor emocional desgarrador, rabia, injusticia, ignorancia y simplemente pena. Eso fue lo que me transmitieron las imágenes en la televisión que mostraban como los padres de Felipe Cruzat, el niño que esperó un transplante de corazón que muchos le negaron, transportaban un ataúd con el cuerpo de su pequeño hijo, que dejó de vivir en este mundo pero que seguirá existiendo en la mente de muchos.

No lo entiendo, simplemente NO LO ENTIENDO. Quitarle la oportunidad de vivir a un niño, lleno de sueños por construir, de alegrías por vivir, de obstáculos por superar, de amor por entregar, de amigos por conocer, de logros por alcanzar. No entiendo como mucha gente piensa que es mejor dejar que un órgano se quede en un cuerpo inerte enterrado bajo varios montones de tierra, que en un tiempo se convertirá en un pedazo de "carne" podrida e inútil. O sea que una gran cantidad de chilenos se quedan más tranquilos sabiendo que el corazón de su ser querido está sufriendo procesos de putrefacción bajo tierra, en vez de estar siendo el motor de una nueva vida, que construirá nuevos sueños, que alegrara a tantas personas de su entorno, que podrá cambiar otras vidas... uff son tantas cosas las que podría hacer una persona que siente que está renaciendo, sobretodo si ésta persona es un niño que tiene muchísimo tiempo por delante.

No quiero entrar en la discusión sobre la postura de ciertas religiones, pues no me manejo mucho en esa área y no siento que alguna de ellas tenga mucho argumento para negar la vida a otra persona pues creo que si es que existe un Dios en cualquier parte (le llamen Dios, Jehová, Alá o Buda o quién sabe que otro nombre) siempre querrá que se salve la vida, sobretodo cuando lo que se necesita es algo que no sirve en otra parte. Realmente no me cabe en la cabeza.

Esta vez nos perdimos a un Felipe Cruzat que quizás pudo haber sido un gran deportista que nos diera alegrías por montones, o un poeta que nos entregara un tercer Premio Nobel, o un genio científico que descubriera la cura definitiva del cáncer o VIH, o un líder que cambiara la terrible mentalidad mundial actual, o simplemente un hijo/hermano/amigo increíble que llenara de orgullo y alegría a su familia sólo por el hecho de compartir el día a día junto a ellos con una sonrisa en la cara. Quién sabe, quién sabe todo lo que nos pudiste haber entregado a nosotros como país o a tus cercanos, Felipe... lo peor es que nunca lo sabremos, todo por culpa del maldito egoísmo de mucha gente de nuestro Chile, que al parecer sólo se acuerda de ayudar los primeros días de diciembre cuando los rostros televisivos nos repiten 27 horas seguidas que depositemos plata para un buen fin. Pero no te preocupes, tu muerte no ha sido en vano y estoy segura de que servirá para todos los que algún día estén en tu situación, servirá muchísimo para cambiar aunque sea un poco la mentalidad de nuestro pueblo chileno.

Reflexionemos chileeenos! Investiguemos, derrumbemos los rumores que se dicen acerca de la donación de órganos, SEAMOS SOLIDARIOS. Es importante que se conversen estos temas en familia, que dejen clara su postura ya que aunque suene cliché: nadie sabe lo que va a pasar mañana.

Yo lo dejo claro aquí y ahora: Mi cuerpo no me va a servir cuando mi corazón haya dejado de latir y mi cerebro haya cesado de transmitir información por sus neuronas, pero si mis órganos son útiles para otra persona no hay más que pensar: DONENLOS.

De verdad prefieres que tus tejidos sean carcomidos por gusanos antes de que formen parte del renacer de una nueva vida, tan valiosa como la tuya o la mía?

Yo soy donante, y tú?